Durante el mes de noviembre en Guatemala se evaluaron un total de dos medidas, las cuales ambas son de carácter negativo, dejándola en el libertómetro con un -75% y posicionando con esa cifra a Guatemala en el último puesto en la región centroamericana. De las medidas analizadas una pertenece al órgano legislativo y otro ejecutivo.
Durante noviembre se bajó período de tiempo de las restricciones en donde el toque de queda, restringiendo la circulación, se redujo de 30 a 15 días, aunque aún no se levantó la restricción va en buen camino.
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La medida negativa emitida por parte del ejecutivo dio peores resultados al ser una aprobación para intensificar la vigilancia epidemiológica por la variante ómicron de covid-19, haciendo con esto un cierre de fronteras de llegadas de áfrica, vulnerando así el turismo en Guatemala.
Por otro lado, se aprobó en el congreso un subsidio de tres meses para consumidores de gas propano. Para esto aseguraron un movimiento de presupuesto que se desconoce de dónde saldrá. Es un claro aprovecho irracional de fondos, dejando sin solución alguna en términos globales la razones de la implementación y sirviendo más que nada como una herramienta populista en momentos donde los ciudadanos están vulnerables.
Guatemala es un país que hasta la fecha continúa con una fuerte vista en la pandemia lo cual puede resultar contraproducente para su economía ya que está cada vez más cerrando las puertas y limitando libertades, y aún cuando hay momentos en los que se ven indicios de dejar de lado tantas restricciones, vuelven a retroceder ante cualquier noticia.
Con esto, nos queda claro que la agenda pública se está dejando influenciar por noticias que muchas veces son más alarmantes que ciertas, por lo que es un buen momento para analizar las diferentes medidas se están tomando y evaluar si éstas de verdad de ayuda ciudadana o son una herramienta de coacción ciudadana.