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Un mes completo y la clase política guatemalteca parece que tiene prioridades más importantes que atender los graves problemas del país, mientras los grandes retos para asegurar que el país sea uno más libre, todos los órganos de estado pasan inadvertidos frente a la realidad.

El congreso parece que se tapa los ojos frente a los problemas económicos, políticos y sociales que Guatemala enfrenta y se dedica en una suerte de inercia a aprobar personerías jurídicas de organizaciones religiosas y escuelas de manejo, mientras la realidad sigue exigiendo políticas públicas que respondan a las necesidades de los guatemaltecos.

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Sin duda la brecha crece y los guatemaltecos seguimos pagando una fiesta ostentosa e interminable en la clase política, lo que reafirma el reto de exigir rendición de cuentas y empoderamiento ciudadano para que esta realidad cambie.