Mauricio Rosales Schettini
25 de Agosto, 2020
Las relaciones del Triángulo Norte de Centroamérica (TNC) con la administración Trump han sido basadas en asimetrías que, históricamente, han caracterizado la convivencia con el vecino más importante del Norte de América. Estados Unidos ha representado siempre para el TNC (y en general para la América Latina) el hegemón(1) regional. El tema de flujos migratorios no ha sido la excepción. El gobierno Trump ha mostrado un alto interés por este fenómeno para el TNC, desarrollando un marco de estrategias que han sido particulares y han definido, en gran parte, la dinámica de convivencia entre estos actores.
La retórica manejada desde la administración Trump ha logrado perfilar el tema de migración en el TNC como un asunto de seguridad nacional. Tomando una política de mayor reprensión y distensión a la comunidad migrante en ese país. Existe una narrativa donde la migración ilegal está relacionada directamente con la existencia y operación de pandillas centroamericanas (Cascante, 2019, págs. 92-94). Es preciso mencionar que los flujos migratorios de centroamericanos han sido, desde hace ya varios años, un fenómeno importante de especial atención para el gobierno norteamericano. Según Lesser (2017) ochenta y cinco por ciento de los centroamericanos en Estados Unidos eran del TNC. De 1980 a 2015, el tamaño de la población de inmigrantes centroamericanos, en Estados Unidos, creció casi diez veces. Es decir, de 354,000 personas en la década de 1980 a un aproximado de 3,385,000 ciudadanos de estos 3 países.
La magnitud de la migración y la retórica que se venía manejando, llevaron a que la política exterior de Trump con Centroamérica, específicamente el TNC, se enfocara principalmente en la erradicación de la migración ilegal. Esto se evidenció en 2017, durante la Conferencia sobre Prosperidad y Seguridad en Centroamérica, en donde el lema central resumía la verdadera intención del hegemón regional en el TNC: “their success is our security” (su éxito es nuestra seguridad). La visita del vicepresidente Pence, en esa oportunidad, dejó clara la importancia del flagelo y sus palabras confirmaron las implicaciones geopolíticas del TNC “[…] el Triángulo Norte está para cumplir esta misión vital […].” (detener el flujo de inmigración y drogas ilegales a los Estados Unidos) (Cascante, 2019, pág. 95).
En ese contexto, El Salvador, Guatemala y Honduras han tenido que adaptar sus condiciones político-económicas a las exigencias de una relación con Estados Unidos más rígida y poco permisiva. Estos tres Estados, con características sociales, políticas y culturales similares, han atravesado un proceso histórico de fracturación regional con lo que históricamente se había conocido como Centroamérica. Esta visión pragmática regionalista ha puesto nuevos retos y desafíos para los tres involucrados, especialmente en sus esfuerzos por cumplir con la agenda prioritaria de frenar la migración ilegal.
Tal fue el caso de Guatemala y El Salvador, por ejemplo, que se vieron en la necesidad de firmar un acuerdo migratorio (poco amigable) con los Estados Unidos que cambiaba las condiciones de asilo y dinámica de tránsito para los migrantes de la región. Instrumentos como estos, han caracterizado las estrategias para combatir el crimen organizado y reducir el tráfico ilegal y la trata de personas, así como la migración forzada en el TNC.
En ese sentido, las deportaciones han jugado un papel importante en este paquete de medidas de la administración Trump para contener el problema. La emergencia del Covid-19 en el plano internacional no frenó el modus operandi de los aviones que transportan de vuelta a sus países de origen a los miles de migrantes capturados en territorio estadounidense. A pesar del cierre de fronteras en los tres países de la región en cuestión y del alto riesgo ante una emergencia sanitaria, las autoridades de los Estados Unidos fueron enfáticas en cuanto a la disposición de su gobierno por continuar expulsando a los migrantes ilegales. Hoy vemos a El Salvador, Guatemala y Honduras atravesando un momento de crisis derivado de una pandemia y, por si fuera poco, buscando medios para la atención y recepción de retornados en condiciones nunca vistas.
Sería imposible pensar en un cambio de condiciones a esta relación entre el TNC y los Estados Unidos bajo el liderazgo del presidente Trump. Los objetivos han sido claros desde el inicio. Las asimetrías siguen presentes y, desafortunadamente, el TNC está en desfavor para la imposición de sus intereses por sobre los del vecino del norte en materia migratoria. Ello presupone retos y desafíos de gran magnitud para El Salvador, Guatemala y Honduras. Para ellos las relaciones al norte se han endurecido. Y ello trajo consigo una nueva dinámica en la que la convivencia con la administración Trump ha sido la de imponer condiciones y la construcción de una narrativa de mano dura.
La realidad urge a los Estados del TNC buscar un modelo de desarrollo a lo interno que les permita dar condiciones para sus ciudadanos que les incentiven a no buscar mejores oportunidades en el norte. Desafortunadamente la corrupción, la debilidad de la administración pública y la poca voluntad política, están condenando a miles de centroamericanos de esta región a salir para sobrevivir. A pesar de los aprendizajes que este fenómeno ha dejado para el Triángulo Norte, como los cientos de muertes en el intento por cruzar la frontera o la presión de los Estados Unidos por frenarlo, pareciera ser que los gobiernos de estos tres países se encuentran cómodos expulsando a sus propios compatriotas, aún y cuando sus condiciones humanas no pueden ser garantizadas.
Sin duda la convivencia Trump-TNC es atípica e incómoda. La llegada de las elecciones presidenciales este año en los Estados Unidos pone sobre la mesa la interrogante si es la oportunidad de regenerar esa convivencia con el hegemón norteamericano con la posible llegada del demócrata Joe Biden a la máxima institución del Ejecutivo estadounidense: la silla presidencial de la Casa Blanca. En todo caso, la evidencia sigue demostrándolo: el TNC sigue estando sujeto a la voluntad del presidente estadounidense de turno.
Notas:
Se entiende por Triángulo Norte de Centroamérica a los países que conforman la parte norte de la región: Guatemala, El Salvador y Honduras. Estos abarcan una extensión territorial de 242.4 mil km2 y en las últimas seis décadas han incrementado ostensiblemente su población, pasando de 6.8 millones en 1950 a 30.9 millones en el 2015, incrementándose en 4.5 veces (Flores, 2016. pág. 25).
(1)Término acuñado por el Realismo Estructural en las Relaciones Internacionales, que se refiere a aquellos Estados dentro del Sistema Internacional (SI) que muestran su capacidad de estructurar y mantener su poder a través de diferentes cualidades; entre las que pueden destacarse el poder militar y/o la superioridad económica frente a los demás Estados o actores. En ese sentido, es importante aseverar que el orden del SI es creado por un Estado dominante. De manera que, un hegemón, crea y modifica el SI en relación con sus intereses e ideologías y la cooperación entre Estados será fuertemente influenciada por la presencia de uno o varios hegemones. (Waltz, 1988 citado en Quintana, 2004, págs. 12-15).
Bibliografía
Cascante, C. (2019). “Conviviendo con Trump en Centroamérica, una visión de los primeros meses”. El Sistema Internacional en la era Trump. 8, págs. 85-112. Guatemala: Editorial Cara Parens.
Centro de Estudios de Guatemala. (2018). Migración del Triángulo Norte de Centroamérica: Una región que huye. Recuperado de: http://www.ceg.org.gt/images/documentos/publicaciones/Informe%20Migracion%20region%20huye.pdf
Flores, M. (2016). Migración del Triángulo Norte de Centroamérica a los Estados Unidos de América. Recuperado de: https://www.researchgate.net/publication/313070492_Migracion_del_Triangulo_Norte_de_Centroamerica_a_los_Estados_Unidos_de_America
Lesser, G. (2017). Inmigrantes Centroamericanos en los Estados Unidos. Washington DC, Estados Unidos: Migration Policy Institute. Recuperado de: https://www.migrationpolicy.org/article/inmigrantes-centroamericanos-en-los-estados-unidos
Quintana, D. (2004). La alteración del orden y naturaleza de la hegemonía Norteamericana a través de los estados pivote. (Tesis de grado). Universidad de las Américas Puebla, México. Recuperado de: http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/lri/tapia_q_d/capitulo_1.html
El autor es Guatemalteco. Licenciado con mención Cum Laude en Relaciones Internacionales por la Universidad Rafael Landívar. Catedrático universitario. Tesis de grado en migraciones de guatemaltecos hacia Estados Unidos con enfoque en securitización. Posee un Diplomado en Formación Política y Ciudadana de su alma mater. Ha representado a Guatemala en espacios de la Organización de Naciones Unidas en Chile, México, Guatemala y Nueva York.