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El pasado domingo 7 de noviembre, Daniel Ortega se reeligió para un cuarto mandato consecutivo como presidente de Nicaragua. Los comicios han generado múltiples reacciones a escala mundial, ya que han sido vistas como unas elecciones controvertidas con siete aspirantes opositores capturados. Además de un marcado abstencionismo y el reclamo de la comunidad de nicaragüenses exiliados.

Una vez finalizada la jornada electoral, la comunidad internacional condenó lo que calificó de votaciones ilegítimas. Por ejemplo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, calificó de farsa las elecciones. Caso contrario del lado del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quien felicitó a Ortega ante su predecible victoria. “Nicaragua tiene quien la defienda”, agregó.

“Ortega asumirá su cuarto mandato consecutivo a fuerza de represión, censura y miedo. Es fundamental redoblar la presión internacional para exigir la liberación de los presos políticos y que se restablezca la democracia en Nicaragua”, exigió el director de Human Rights Watch (HRW) para las Américas, José Miguel Vivanco.

Además de los Estados Unidos, la OEA, la Unión Europea y otros miembros de la comunidad internacional han desconocido el proceso electoral nicaragüense, ya que señalan que no se efectuaron en condiciones libres.

“Las elecciones del 7 de noviembre han tenido lugar sin garantías democráticas y sus resultados carecen de legitimidad», señaló Josep Borrell, alto representante de la UE para Política Exterior.

La UE acusó a Daniel Ortega de eliminar la competencia electoral y privar a Nicaragua del derecho a elegir libremente a sus representantes.

«La integridad del proceso electoral fue aplastada por la encarcelación sistemática, la intimidación y el acoso de los precandidatos presidenciales, líderes rurales, estudiantes, opositores, periodistas, representantes de empresarios y defensores de Derechos Humanos», subrayó la UE.

El bloque europeo instó a Ortega a devolver la soberanía de Nicaragua a la población. Además, añadieron que considerarán todos los elementos a su disposición para tomar medidas adicionales contra el gobierno. Igual postura tomó Estados Unidos, que amenazó con imponer nuevas sanciones por declarar ganador a Ortega de unas elecciones “no democráticas”.